Lo que en ocasiones anteriores ha sido definido como tendencias góticas, ponkas, con toques muy sensuales, hoy bien podría llamar la atención de otro grupo excluido por la sociedad, cuyo sello distintivo es también la forma de vestir y su manera de llevar el cabello: los emos, movimiento pertenecientes a un género musical que se deriva del hardcore punk de los años 80. Aunque este género ha tenido importantes transformaciones, hoy define el estilo de muchos jovencitos de actitud melancólica, triste y emocional que visten de negro, con accesorios, piezas de detalles al vestir o mechones en el cabello en llamativos colores como el lila, fucsia u otra tonalidad intensa.
De esta forma, se podría decir que Eddie Guerrero se apresta a marcar a una nueva generación que ama este estilo de ropa. Innovó, no obstante en la manera en que mostró la colección, inspirada en el poema épico de Dante Alighieri, La Divina Comedia. Hizo suyo el Teatro Tapia del Viejo San Juan, para subir a escena las tres partes que definen este clásico de la literatura universal, comenzando cada estampa con la lectura de un extracto de las partes del poema.
Subió el telón para presentar su interpretación del Infierno, donde predominaron los mini vestidos con faldas en plumas de colores rojo, lila y negro, y corpiños, una de las piezas favoritas de Guerrero, para llenar de sensualidad esta primera estampa.
Bajó el telón, para nuevamente subir y dar paso al Purgatorio, donde todo parecía más festivo, por la fluidez de los vestidos, esta vez largos, integrando estampados alusivos todavía al fuego del infierno, que sirvieron de transición para esperar un rato y pasar a lo que sería un paraíso lujurioso. Integró en esta segunda estampa colores como el anaranjado, amarillo, en contraposición con el siempre negro y rojo de Eddie Guerrero.
Al entrar al Paraíso, hubo sorpresas. Los ángeles guardianes iban en diminutos bikinis blancos, dejando al descubierto la característica irreverencia de este modista, radicado hace más de 20 año en Puerto Rico, a donde llegó de su natal Venezuela. En esta estampa dejó a un lado el color para concentrarse en la pureza del blanco, en combinación, a veces, con el plateado. Integró mini vestidos y trajes largos.
La propuesta para el caballero siempre resulta más agresiva que la de las damas, por su excentricidad. Pantalones en estampado ‘checkers’, “tie-dye”, estampado animal, con camisetas en mallas, o en ocasiones texturas satinadas, y pantalones ajustados. Sin duda, la marca distintiva de este modista de carisma sin igual y de estilo individualista.
El concepto de belleza estuvo a cargo de los salones de belleza Mike n’ Alis Hair Studio & Spa, Outrageus Salon y Miranda The Style Lounge.
Por Juan Soto Meléndez Fashionvitrine.com