Jaer Cabán ha conseguido con su más reciente colección Praxis (SS 2012) atravesar el umbral del eterno diseñador novel, para enfrentarse a las vicisitudes de un modista que temporada tras temporada muestra una colección más amplia, sin ese prefijo que bien lo puede colocar en una posición de comodidad, que él sin duda no ha hecho suya. Tratarlo como un diseñador novel ya no le hace justicia.
Sí es joven, y como no, le resta mucho por hacer en una carrera que hasta el momento es prometedora, distinta, y de esas que queremos seguir de cerca. Sin embargo, ya su trabajo se destaca tanto del resto de sus colegas, que no es justo para él atarlo a una pasarela compartida.
Su más reciente colección fue presentada en el marco de la recién celebrada edición del Puerto Rico High Fashion Week y, aunque la compartió con otros que también tienen espectacular dominio y crecimiento en la escena fashionista -como José Raúl y Magalis García- ya este venue le queda pequeño.
Praxis, como decidió llamar su propuesta primaveral, es el mejor nombre que pudo haber escogido para esta entrega. Es, sin duda, sinónimo de lo que ha sido su carrera, que aunque relativamente corta, ha demostrado su capacidad de sorprender temporada tras temporada a todos, poniendo en práctica la teoría aprendida no solo en el aspecto de moda, sino en todo lo que tiene que ver con su desarrollo intelectual como artista plástico y estudioso de temas rebuscados, a diferencia de otros modistas que todavía se nota que están comenzando y que sí, bien les cae el nombre de noveles.
Su interpretación del tema que escogió para hacer su moda, enmarcado en diferentes culturas latinoamericanas, particularmente sus manifestaciones religiosas y folklóricas, la manejó de una forma insospechada, lejos de clisé alguno, como pudo haber sido pintar la imagen de alguna virgen o algo por el estilo, creando sus propias texturas e imágenes, demostrando así el dominio creativo que tiene para manipular la materia prima de sus diseños.
Así, se pudieron apreciar sorprendentemente calaveras que parecían brotar del cuerpo de la modelo en algunas piezas. Esta técnica a simple vista se ve complicada, pero Cabán consiguió que fuera algo simplísimo; y aunque, como bien comentó tras bastidores, pensó que nadie las notaría, sí lo consiguió con éxito, y sobre todo, con buen gusto. Fue como si el espíritu de la misma Frida Kahlo se hubiese apoderado del joven diseñador.
Desde que comenzó su carrera como diseñador de modas, Jaer Cabán ha sabido dejar claro que le apasiona todo lo que tiene que ver con el arte y la moda y convierte sus diseños en su mejor lienzo.
La ventaja de su trabajo es que, además de ser vanguardista, le lleva a convertir sus piezas en objetos de deseo para que cualquier mujer quiera llevar. No obstante, el surrealismo a veces se apodera de su ingenio para crear, por ejemplo, imágenes sagradas, como bien ocurrió con la serie de capuchas que convirtieron a sus modelos en vírgenes.
De Puerto Rico tomó la tradición de los vejigantes para crear atuendos folclóricos que si se le antoja puede convertir en diseños para llevar al escaparate de cualquier tienda. En otras ocasiones parecía que se inspiraba en el fondo del mar, lo que se vio particularmente en las blusas y vestidos con flecos rizados, cual si fueran medusas.
La selección de los colores para la primavera próxima matizaron sus dramáticas creaciones. Así, esas piezas con calaveras en color albaricoque se tornaran muy femeninas y contemporáneas. Las piezas de la primera estampa, en dorado, proyectaban lujo, aunque se trató en ocasiones de un tema folklórico.
La osamenta humana también parecían aparecer nuevamente en pasarela cuando mostró un corsé en tono hueso, con matices de azul crudo, montados con amarres muy sugestivos y modernos.
En fin, basta con ver nuevamente su colección para darse cuenta de que Jaer Cabán es en este momento una gran promesa del diseño de moda local que ojalá tenga la oportunidad de presentarse de modo independiente en Puerto Rico, pero más aún, que tenga la dicha de que su trabajo pueda seguir creciendo para que de el salto, y como hacen los artistas de la música pop, haga el “crossover”. Enhorabuena.
Por Juan Soto Meléndez Fashionvitrine.com